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28 abr 2011

EL MIDAS DE NUESTROS TIEMPOS [Ensayo Frívolo sobre la agricultura actual]

Ensayo Frívolo en pro de la "Agricultura Ecológica"

El Midas de nuestros tiempos: La Revolución Verde”

(Ensayo Frívolo por Daniel M Correa Velásquez)

Curso: PRINCIPIOS BÁSICOS DE AGRICULTURA ECOLÓGICA

Más que como aprendiz, como entusiasta o “activista”, sobre todo como ser humano, reconozco la terrible aflicción que acosa la sociedad actual, por el sistema agrícola que golpeó nuestras mentes (K.O.), en tanto a “Dignidad”, cambiar Dignidad por Egoísmo.


“…Y fueron convirtiéndose en oro los vestidos que llevaba Midas, una rama que tocó, las puertas de su casa. Hasta el perro que salió a saludarlo se convirtió en una estatua de oro.

Y Midas comenzó a preocuparse. Lo más grave fue que cuando quiso comer, todos los alimentos se volvieron de oro.”



¿Acaso alguno de nosotros no ha escuchado sobre el rey Midas, aquel quien tenía la desdicha de convertir lo que tocaba en oro? Pues en este pequeño y humilde ensayo, tengo la oportunidad de enseñaros al Midas de nuestros tiempos: EL SISTEMA AGRÍCOLA, la Revolución Verde; claro que este “Midas” no es el afectado, en este ensayo, la comida que él toca es la nuestra, porque somos nosotros, sus vasallos y bufones.


Creo que es del común saber la moraleja de este hermoso y terrible cuento; pues bien, las conclusiones y símiles que se lleven a cabo ahora, sean particularmente directas.


Con la llegada y acogida de Tractores, motosierras, biocidas sintéticos, “súper-semillas”, etc. Tecnologías abrumadoras, devastadoras y anti-naturales (sin ser dramático, solo siendo sensato) podemos reconocer que la calidad de vida ha disminuido en gran medida: La riqueza ecológica, bio-diversidad y bio-identidad, se ha visto diezmada exponencialmente -solo basta hacer recordación de nuestra infancia y calcular la cantidad de aves, en ese entonces y compararlas con nuestro presente-; la salud del ser humano afectada (cáncer, enfermedades genéticas, trastornos digestivos, entre otros y sin mencionar psíquicos); la contaminación atroz de las aguas, el expropiamiento de tierras a comunidades nativas, la posterior infertilización y erosión de estas y el resto. Un sin fin de problemas que nos acosan, de manera inteligente, como parásitos camuflados de prosperidad, poder adquisitivo y “calidad”, como si una manzana roja, encerada y repleta de pesticidas fuese mejor que una manzana deslucida, gustosa y llena de vida.

Adoptar un método consecuente con nuestro entorno, nuestras necesidades (sociales, políticas y económicas) y nuestras capacidades, es el deber, es la responsabilidad de todos nosotros. Romper lazos con los monopolios, las comodidades que estas proporcionan, no son nada en comparación con los daños que ocasionan.


Los métodos, ya obsoletos en términos de moral, ética, salud, economía (para la gran mayoría), alimentarios y ecológicos, omitiendo otro centenar de términos. Han sido por mucho, el único método a emplear por los productores agrícolas en el transcurso de estos últimos siglos. Perjudicando a los pequeños productores, el mercado y comercio de productos patrios, y al consumidor como última instancia y objetivo primero.


Sin escrúpulos, todo esto tan solo hace parte de una ecuación financiera de las superpotencias, porque (siendo honestos) los países en vía de desarrollo (como si eso se pudiese llamar desarrollo) nunca podrán tener ese don divino: CONVERTIR EN ORO la ingenuidad del otro. Esto, porque ya nos hicieron el “gol”.


Pero cual es ese gol del que os hablo, os preguntaréis:

Nada más y nada menos de la bien llamada

“Revolución Verde, la revolución Verde Billete”



A h o r a s í , m e m o r i c e m o s l a m o r a l e j a


E L R E Y M I D A S

Había una vez un rey muy bueno que se llamaba Midas. Sólo que tenía un defecto: que quería tener para él todo el oro del mundo. Un día el rey midas le hizo un favor a un dios.

El dios le dijo:

-Lo que me pidas te concederé.

-Quiero que se convierta en oro todo lo que toque - dijo Midas.

-¡Qué deseo más tanto, Midas! Eso puede traerte problemas, Piénsalo, Midas, piénsalo.

-Eso es lo único que quiero.

-Así sea, pues - dijo el dios.

Y fueron convirtiéndose en oro los vestidos que llevaba Midas, una rama que tocó, las puertas de su casa. Hasta el perro que salió a saludarlo se convirtió en una estatua de oro.

Y Midas comenzó a preocuparse. Lo más grave fue que cuando quiso comer, todos los alimentos se volvieron de oro.

Entonces Midas no aguantó más. Salió corriendo espantado en busca de dios.

-Te lo dije, Midas - dijo el dios-, te lo dije, Pero ahora no puedo librarte del don que te di. Ve al río y métete al agua. Si al salir del río no eres libre, ya no tendrás remedio.

Midas corrió hasta el río y se hundió en sus aguas.

Así estuvo un buen rato. Luego salió con bastante miedo. Las ramas del árbol que tocó adrede, siguieron verdes y frescas. ¡Midas era libre!

Desde entonces el rey vivió en una choza que él mismo construyó en el bosque. Y ahí murió tranquilo como el campesino más humilde.





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